Para comprender mejor las necesidades de nuestros clientes, analizamos los objetivos, frustraciones y miedos de los profesionales de la salud con los que hablamos. Hoy volvemos juntos a la profesión de farmacéutico.
El papel del farmacéutico
Diariamente, el farmacéutico es quien gestiona la venta de medicamentos en una farmacia. Este papel de gran responsabilidad requiere, por tanto, vigilancia y especial cuidado de cada cliente. Esta vigilancia diaria y el rigor en su trabajo son las claves que determinan los objetivos del farmacéutico.
En primer lugar, para ejercer mejor su profesión, los farmacéuticos necesitan crear una relación de confianza con sus clientes. Por tanto, esto significa escuchar, dar buenos consejos, comprender sus problemas y asegurarse siempre de que las recetas sean correctas para no poner en peligro su vida. Esta relación surge a menudo de forma bastante natural debido a la proximidad geográfica que los farmacéuticos tienen con sus clientes: la farmacia de una calle o de un barrio se convierte rápidamente en el punto de referencia imprescindible para los residentes. Asimismo, dependiendo de la duración de su carrera dentro de una misma farmacia, el farmacéutico también puede crear una relación con sus clientes gracias a la relación ya existente entre el farmacéutico y los padres del cliente. Una vez establecida esta relación de confianza, los farmacéuticos pueden educar a sus clientes sobre cuestiones de salud: transmitiéndoles las acciones correctas a aplicar en la vida cotidiana (ya sean gestos de barrera durante la epidemia de Covid 19 o cómo deshacerse de los medicamentos sin contaminar el agua), recomendando buenos medicamentos. cuando alguien acude enfermo a la farmacia, pero también garantizar el seguimiento de su tratamiento durante toda la enfermedad. El deber de prevención no termina ahí: los farmacéuticos también pueden educar a los ciudadanos sobre la cuestión del autocontrol, para que ellos mismos puedan evaluar diariamente su estado de salud. Por último, los farmacéuticos también pueden echar una mano a los médicos realizando campañas de vacunación desde sus farmacias. A partir de marzo de 2021, los farmacéuticos se movilizaron notablemente para participar en la campaña de vacunación contra el covid 19. Flexibles, los farmacéuticos representan, por tanto, un punto importante en la gestión de la salud individual.
Un trabajo acompañado de frustraciones
Este trabajo, sin embargo, conlleva frustraciones. Dado que las moléculas de los medicamentos no siempre son seguras para la salud, siempre debemos estar especialmente atentos para no dañar la salud de nuestros clientes. Los técnicos de farmacia están aún más expuestos a este riesgo porque manipulan directamente sustancias químicas. Los farmacéuticos deben estar especialmente atentos a las afirmaciones fraudulentas sobre medicamentos, ya que algunos medicamentos pueden convertirse en drogas realmente dañinas para sus clientes. Este es un punto de vigilancia tanto para los farmacéuticos cuanto que, según un estudio realizado en 2013, el 43% de las recetas fraudulentas presentadas en las farmacias procedían de clientes habituales. También sabemos que la mitad de las falsificaciones de recetas se refieren a analgésicos opioides, ansiolíticos e hipnóticos. El riesgo es que los clientes hagan un mal uso de estos medicamentos o que posteriormente se produzca tráfico de drogas. En ambos casos, esto constituye un riesgo real para la salud pública y es por eso que los farmacéuticos deben prestar especial atención a este problema.
Retos para los farmacéuticos
Además, detrás de la gestión adecuada de las existencias de medicamentos de una farmacia hay cuestiones importantes: los farmacéuticos deben poder ofrecer los tratamientos adecuados a sus clientes lo más rápido posible. La triple epidemia de Covid-19, gripe y bronquiolitis en Francia, unida a un mercado ya tenso, ha intensificado, por ejemplo, la escasez de moléculas durante el pasado invierno. En particular, en 2020 se registraron 2.446 faltantes de existencias, tres veces más que en 2018. Una tendencia que no hace más que empeorar. La amoxicilina, cuya demanda se ha duplicado en Francia, ha sido especialmente víctima de la escasez de existencias porque los fabricantes no habían previsto este aumento. Esto es tanto más problemático cuanto que este antibiótico es, con diferencia, el más recetado a los niños. Aún más revelador es que la falta de mascarillas quirúrgicas y de gel hidroalcohólico al inicio de la pandemia contribuyó a la propagación del virus porque no se podían respetar los gestos de barrera.
Actualmente se dispone de herramientas informáticas y electrónicas para ayudar a los farmacéuticos en su trabajo: las bases de datos pueden ayudarles a analizar y evitar interacciones peligrosas entre medicamentos, mientras que otras pueden ayudarles a gestionar sus existencias.
La llegada y fuerte crecimiento de las farmacias online también representa un problema para las farmacias: cada vez es más frecuente la automedicación, lo que puede representar un riesgo para la salud de los pacientes si mezclan medicamentos que no deben mezclar, o abusan de ello. . Además, con el auge de estas farmacias online perdemos todo el aspecto relacional entre el farmacéutico y su clientela que es, como hemos comentado anteriormente, fundamental para que el farmacéutico pueda ejercer su profesión lo mejor que pueda.
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